Dentro de la variada y extensa clasificación de la magia existente en la literatura, la alta magia siempre aparece para señalar aquella magia cuya intención está lejos de dañar a una persona, por el contrario sus hechizos se dirigen a crear calidad de vida; es decir la alta magia se practicacon fines benéficos y sin interés alguno .
La alta magia, es definida por algunos autores, como magia ceremonial, y que comprende el uso de ciertos sistemas “mágicos” como la Astrología, la Numerología y la Cábala. Es decir, la alta magia conduce a un conocimiento pleno de uno mismo y del ambiente que nos rodea.
Cuando se emplea la alta magia, no existe ningún obstáculo para impedir la ejecución de los llamados dones paranormales: la Clarividencia y la precognición. Por lo que el mago practicante de este tipo de magia, normalmente contacta con cualquier conciencia que elija. De modo que los magos ejecutantes de la alta magia son verdaderos hacedores de milagros.
En forma general se señalan cinco niveles de actividad mágica:
- Brujería,
- Chamanismo,
- Ritual
- Astral
- Alta magia
Estos niveles de actividad mágica, han originado una cierta confusión en cuanto al uso de los términos magia alta o baja, y su asociación con la magia alta o blanca y la magia negra o baja. En realidad estos términos se asocian a las fuentes de energía que se usan en el desarrollo de los rituales. En este sentido, la alta magia utiliza la energía pura traída directamente de la fuente, mientras que la baja magia se asocia a todas las prácticas paganas. La práctica de la alta magia supone un gran dominio, doctrinas mágicas religiosas y sociales.
La alta magia tiene como finalidad escudriñar los aspectos más profundos de la magia y de qué forma ese conocimiento es útil en la vida de los seres humanos. Según esta percepción, podemos afirmar entonces que un mago de alta magia es muy diferente a un brujo de alta magia, si se permiten los términos: mientras que la alta magia, es practicada por iniciados que no se preocuparan por resolver problemas mundanos, sino que se esfuerzan por no intervenir en el mundo material, los brujos de alta magia se ocupan de resolver complejas situaciones mediante diversos medios como son los hechizos y los conjuros.
El mundo de la alta magia siempre ha sido un don buscado por todos. Desde los grandes personajes de las altas sociedades, hasta las gentes más humildes de todos los pueblos y culturas del planeta. Sin embargo, todos estos secretos necesarios para acceder a la alta magia, siempre han sido mantenidos durante siglos en el más estricto secreto a lo largo de la historia universal. Dos razones han explicado este comportamiento:
- La primera de ellas, hace referencia a la persecución y ataque de dichas prácticas por motivos religiosos.
- La segunda para proteger tradiciones ancestrales de muchos pueblos ante invasiones enemigas.
Entonces es importante entender, que difícilmente nos vamos a encontrar con un mago de la alta magia, y lo que si hallaremos son brujos de alta magia, cuyos conocimientos seguramente han heredado de las más diversas formas.
La alta magia para atraer el amor utiliza en sus rituales la movilización de energías, mediante la concentración y la visualización, puesto que postula que la intención es el detonante de todos los hechizos y no como se piensa, los objetos materiales sin vida ni poder alguno.
Así mismo al emplear los rituales de alta magia para atraer el amor, es común invocaciones a ángeles, arcángeles, santos protectores, así como energía de pirámides que se suponen limpias, puras y muy sanas. También es importante señalar que la alta magia para atraer el amor no hechiza a ninguna persona contra su voluntad.
Los rituales clásicos de alta magia para atraer el amor son:
- Aquellos dirigidos a conquistar a una persona.
- Aquellos que tienen por finalidad sellar para siempre el amor entre una pareja.
A través del velo de todas las alegorías hieráticas y místicas de los antiguos dogmas, en relación con las tinieblas y las bizarras pruebas de todas las iniciaciones, bajo el sello de todas las Escrituras Sagradas, en las ruinas de Nínive o de Tebas, sobre las carcomidas piedras de los antiguos Templos y la ennegrecida faz de las esfínges de Asiria o de Egipto, en las monstruosas o maravillosas pinturas que traducen para los creyentes las páginas sagradas de los Vedas, en los extraños emblemas de los antiguos libros de alquimia, como así también en las ceremonias de recepción practicadas por todas las Sociedades Secretas se encuentran las huellas de esta misma doctrina, en todas partes cuidadosamente oculta.
Esta “filosofía oculta” parece haber sido, en consecuencia, la nodriza o la madrina de todas las religiones, la palanca secreta de todas las fuerzas intelectuales, la llave de todas las oscuridades divinas y la reina absoluta de la sociedad, en las edades en que ella estaba exclusivamente reservada a la educación de los sacerdotes y los reyes. Había reinado en Persia, con los Magos, que un día perecieron, tal como perecen algún día todos los que se consideran “dueños del mundo”, por hacer abuso de su poder; había dotado a la India de sus más maravillosas tradiciones y de un lujo increíble de poesía, de gracia y de terror en sus emblemas; había civilizado a Grecia mediante los cuidados de las liras de Orfeo; ocultaba los principios de todas las ciencias y de todos los progresos del espíritu humano, en los audaces cálculos de Pitágoras; la fábula estaba llena de sus milagros, derrumbaba o fortalecía los imperios en virtud de sus oráculos, hacía palidecer a los tiranos sobre su trono y dominaba en todos los espíritus, ya sea por la curiosidad o por el temor.
He aquí lo que había sido la Magia en la antigüedad, desde Zoroastro hasta Moisés, desde Orfeo hasta Apolonio de Tyana; cuando el cristianismo osó fulminar públicamente su filosofía con su anatema, reduciéndola por dicho motivo a ser cada vez más oculta y más misteriosa que nunca. En consecuencia, esta ciencia se vio obligada a ocultarse para librarse de las apasionadas y continuas agresiones a que se vio sometida a lo largo de la historia.
El gran secreto mágico es, pues, la lámpara y el puñal de Psique; es la manzana de Eva; es el cetro ardiente de Lucifer; pero es también la Cruz Santa del Redentor. El saber bastante como para abusar o divulgarlo implica merecer todos los suplicios; el saber lo suficiente como para servirse de ese conocimiento y ocultarlo significa ser dueño de “Lo Absoluto”. El amor es una de las imágenes mitológicas del gran secreto y del gran agente, porque manifiesta a la vez una acción y una pasión, un vacío y un lleno, una flecha y una herida.
De ahí que en todas las épocas han existido los hechizos, los daños, los embrujamientos, los encantamientos y los maleficios; lo cual es, simplemente, el “envenenamiento” del cuerpo astral (o sistema energético) de una persona a través del odio o el rencor de otra.
Hablar mal de alguien tratando de perjudicarle, aun sin saberlo, simplemente por celos, envidia o enfado, es un maleficio verbal o “ataque psíquico indirecto”; pensar y querer que le ocurra alguna desgracia a otra persona es un maleficio mental, “ataque psíquico directo”; a este tipo de maleficio se le puede llamar “maleficio inconsciente”.
También existe el maleficio consciente (el más dañino y peligroso) practicado por personas malvadas e inescrupulosas, conocedoras de determinados rituales y procedimientos mágicos, habitualmente llamados “brujos negros” o “magos negros”; esas personas generalmente realizan dichos “trabajos” por encargo de otras, a cambio de dinero, sin importarles demasiado las terribles y dañinas consecuencias que ello trae aparejado en las víctimas correspondientes. Los resultados finales de esas acciones mágicas suelen catastróficos, pudiendo generar los peores males en las víctimas de turno, inclusive hasta las más destructivas enfermedades y la muerte.
Tal es la característica del maleficio: “Sembrar alrededor de otras personas la desgracia y el malestar general, por medio del pensamiento, una maldición o a través de la ejecución de procedimientos mágicos, nocivos y ocultos“.
Además de todo ello, también existe otro tipo de hechizos: los mal llamados “hechizos de amor”, para lo cual se aplican rituales de “Magia Roja“, que no son otra cosa más que “ejercer una fuerza de atracción o de rechazo, muy particular, sobre una persona o una pareja, utilizando para ello rituales y procedimientos mágicos, con el fin de unir o destruir una relación, según el caso”.
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