La vela naranja representa el Sol y trata de los aspectos relacionados con él, como la fuerza, o la capacidad para superar obstáculos o emprender tareas arduas.
Posee características relacionadas con la fertilidad masculina otorgándole al hombre energía.
Por otra parte, el color naranja simboliza el sol crepuscular, el que ilumina el caer del día, pero también el amanecer, con lo cual se le ha relacionado con la elevación del espíritu.
La vela naranja se utiliza en alta magia y favorece el magnetismo y las curaciones. Una de las aplicaciones que tiene en la realización de invocaciones es para agradecer haber conseguido una meta o un deseo que la persona se había propuesto. También es adecuada para invocar la protección de la familia y de la salud, y para alcanzar la prosperidad.
Conviene realizar de vez en cuando un ritual de agradecimiento después de haber celebrado algunas ceremonias cuyo único fin haya sido el de efectuar peticiones.
Estas son sus doce características principales
Color: es un color fértil, de signo masculino, que puede también ayudar a las mujeres en sus deseos de procreación. Representa la fuerza y la energía del Sol emergente y constituye un buen aliado para tratar los asuntos familiares.
Día: el domingo, día tradicionalmente de descanso, es el más indicado para obtener los mejores resultados de los conjuros. Para que estos sean efectivos basta con rezar algunas oraciones implorando que su guía se haga efectiva en las vidas de la familia y en la propia.
Flor: la rosa roja y el lirio blanco son las flores que mejor concretan el poder de la vela naranja, las que simbolizan la fuerza de la naturaleza. La primera tiene un simbolismo masculino y la segunda femenino.
Hora: obviamente, el mejor momento del día para celebrar la ceremonia ritual es al amanecer, pero también puede iniciarse al mediodía (cuando el Sol brilla con más fuerza) o en el ocaso (momento en el que vuelve a retomar ese color anaranjado tan característico).
Metal: evidentemente el oro es el metal a utilizar en el altar. Históricamente ha sido siempre el metal más preciado, y la búsqueda de su fórmula ha ocupado vidas enteras de muchos alquimistas.
La piedra filosofal no existe, pero el oro sigue siendo la representación física de la fuerza del Sol.
Número: como corresponde al símbolo de la energía vital y de la fuerza, el número no puede ser otro que el primero, el uno, la base sobre la que se crean los demás, el símbolo matemático por excelencia.
Perfume e incienso: el perfume y el incienso de rosas son los que se aconseja utilizar en el ritual. El primero para aplicarlo en las manos y el segundo para depurar el ambiente de vibraciones negativas y mejorar la comunicación.
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Piedra: diamante y ámbar son los que mejor representan la vela naranja y los elementos que conviene colocar en el altar de ceremonias. Probablemente el ámbar, por su mayor facilidad de adquisición, sea el más conveniente. Uno y otro sirven para equilibrar las fuerzas y ayudan a captar la energía de los elementos para aplicada al fin que se ha invocado.
Planeta: a los efectos que aquí nos conciernen, el Sol está considerado como un planeta y es, de hecho, el planeta regente de la vela naranja. Representa la fuerza de la creación, la energía incombustible. Gracias al Sol existe la vida en la Tierra por lo que su luz y calor son los guías que ayudan al hombre también en la renovación de su fe espiritual.
Planta: para el acompañamiento en el altar de ceremonias, conviene tener a mano manzanilla o romero, ya sea en estado natural o en preparado industrial.
Salud: como fuente de energía total, la vela naranja proporciona fuerza y energía vital a todo el organismo y concretamente a los órganos principales del mismo como el corazón, la columna vertebral, la cabeza y el aparato reproductor.
Signo astrológico: Leo es el símbolo de la fuerza, como el Sol. Es el signo de los jefes, de los directores, mandatarios y de los cargos importantes. Se trata de un signo que contempla la vida desde la perspectiva del luchador, del hombre que se hace a sí mismo, del que demuestra valía y de quien protege a la familia.