Cuando hablamos de gemas semipreciosas que se utilizan en el área espiritual, una de las que más llama la atención por su intenso color azul es el lapislázuli. Muchos asocian su color al cielo del amanecer o al mar, pero pocos saben lo poderosa y sanadora que puede llegar a ser esta piedra.

El lapislázuli es realmente una mezcla entre lazulita, calcita y pirita, está clasificada dentro del grupo de los silicatos y ha sido muy utilizado en joyería a través de los años. Se encuentra en Afganistán, Oriente Medio, Estados Unidos, Rusia, Italia, Egipto o Chile y su nombre se deriva de la composición del latín “lapis” que significa piedra y del persa “lazhward” que significan azul.

Historia

En la antigüedad se lo asoció a cultos religiosos y se le atribuyeron propiedades terapéuticas, hoy es una de las gemas más apreciadas. Se usaba ya en las antiguas civilizaciones de oriente próximo, Grecia y Roma.

Para los persas simbolizaba el cielo estrellado y los egipcios lo empleaban en el gravado de sellos escarabajos, como amuleto protector contra el mal de ojo en general y se le atribuía la curación de enfermedades de la sangre, la gota y el insomnio.

Tuvo un papel importante en el arte medieval y renacentista porque era un elemento base para obtener el pigmento azul ultramar.

La piedra del bienestar emocional

Muchas personas conocen al lapislázuli como la piedra para curar las heridas emocionales, esto es cierto, pero, según los conocedores de la gemoterapia, esta bella piedra natural puede hacer mucho más por nuestro bienestar espiritual y emocional.

• Protección: este es un mineral protector que se dice que contacta con los espíritus guardianes, reconoce el ataque psíquico, lo bloquea y devuelve la energía a su fuente.
• Armonización: esta roca armoniza los niveles físicos, mentales y espirituales y nos anima a hacernos cargo de nuestra vida. Favorece el autodescubrimiento, la autoconciencia y permite la autoexpresión.
• Estimulación mental: esta gema amplifica el pensamiento, estimula las facultades mentales, aportando claridad y objetividad. Ayuda a afrontar la verdad y a aceptar lo que nos enseñen.
• Socialización: asimismo, ayuda a las personas tímidas e introvertidas a salir de su caparazón, ya que a menudo, los temores o sentimientos de torpeza social se desvanecen cuando se usa esta piedra como amuleto.
• Comunicación y relaciones: el lapislázuli ayuda a expresar las emociones y opiniones, evitando posibles conflictos, estableciendo y fortaleciendo relaciones de amor y amistad. Además, Disuelve las ataduras emocionales.
• Descanso: dormir con lapislázuli alivia el insomnio y mejora nuestro mundo onírico, los sueños tienden a ser más vivos, más fáciles de interpretar e, incluso, permanecen con nosotros durante todo el día.

Además, esta piedra semipreciosa libera el estrés y trae paz, armonía, serenidad y bienestar emocional a nuestra vida.

Propiedades curativas

En el aspecto físico el lapislázuli también puede ayudarnos a sanar algunas enfermedades para equilibrar nuestro cuerpo. Algo que tiene que ver con lo emocional es que permite superar depresiones y es benéfico para el sistema nervioso; en cuanto al resto de los beneficios para la salud tenemos:

• Alivia el dolor, especialmente el de las migrañas.
• Favorece el sistema respiratorio.
• Ayuda contra el hipertiroidismo.
• Limpia los órganos, el tuétano de los huesos, las glándulas timo y el sistema inmunitario.
• Ayuda a superar las pérdidas de audición.
• Purifica la sangre y potencia el sistema inmunológico.
• Alivia el insomnio, el vértigo y alivia la presión sanguínea.

¿Dónde colocarlo?

Los cristaloterapeutas indican que, para aprovechar cualquier efecto curativo de la piedra, debe colocarse sobre la garganta, en el Tercer ojo, encima del diafragma, o en cualquier lugar entre el esternón y la parte alta de la cabeza. Se coloca durante diez minutos diarios, acostados y en estado de relajación para meditar.

Como hemos visto, el lapislázuli, al igual que los demás cristales, mediante las energías sutiles de la tierra, nos transmite su energía para brindarnos equilibrio, armonía y bienestar, ayudándonos a encontrar el mundo espiritual. Para ello es bueno usarlo como amuleto en un colgante para meditar y conseguir un estado de serenidad, que es la clave para la sintonía espiritual

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