Los vampiros están de moda en la gran pantalla. De eso no cabe ninguna duda pero, en la vida real, estas personas se convierten en una plaga que debemos evitar. ¿Has oído hablar de las personas víricas?
Los ‘colmilleros’ se han convertido en un icono moderno gracias a las series, el cine y las sagas literarias. El concepto de ‘chupansangres’ ha sido revisado y aceptado como positivo gracias al celuloide tras décadas de identificación con el oscurantismo. Ahora bien, existe una excepción a esta regla de nuestro siglo, la que concierne a su acepción en el terreno de la psicología. Te descubrimos algunos de estas “relaciones vampíricas” de la ficción. Es este caso, se trata de relaciones de pareja pero, como ya te contaremos más adelante, están presentes en todo tipo de relaciones. ¿Te resultan familiares sus historias?
Según explica la directora de Coaching Club Madrid, Verónica Rodríguez Orellana, un “vampiro psíquico” es un sujeto a evitar. Se les denomina así porque se trata de personas cuyo modus operandi persigue alimentarse de tu sistema de creencias y tu autoestima. Siempre encuentran maneras de manipular nuestro comportamiento para que hagamos cosas que no deseamos. “Bajo su hipnosis” y antes de que te des cuenta, pierdes tu sentido de identidad, tus prioridades personales y tu capacidad de ver la realidad de la situación. El mundo de repente se centra alrededor de sus necesidades y sus prioridades.
¿Cómo nos afectan los vampiros del siglo XXI?
En la necesidad de tener en exclusiva el éxito y el amor de los demás. Se mueren de celos y ansían arrebatártelo. Cuando los vampiros psíquicos forman parte de la propia familia, pueden poner en riesgo la continuidad y fortaleza del vínculo. Si están en el entorno laboral , peligra nuestro puesto, ya que nuestro rendimiento se resiente debido a los continuos conflictos.
Su efecto va más allá de una molestia momentánea. De acuerdo con los últimos estudios sobre inteligencia social, nuestros intercambios diarios con la pareja, los hijos, el jefe y también con extraños, moldean la estructura física de nuestro cerebro a nivel celular y esto, a su vez, afecta todas las células del cuerpo, efectuando cambios incluso a nivel genético.
En otras palabras: nuestra reacción ante los demás tiene un impacto biológico en nuestro organismo, ya que durante un contacto social segregamos hormonas que afectan desde nuestro corazón hasta nuestro sistema inmunológico. Por lo tanto, las buenas relaciones son como una vitamina; las malas, como un veneno. Y no solo eso: las emociones ajenas son contagiosas, lo mismo que un catarro.
¿Qué tipos de vampiros emocionales existen?
Nuestra terapeuta ha localizado para nosotras seis tipos de personas víricas. Quizás al leer alguna de estas descripciones te des cuenta de que alguien muy cercano a ti ejerza estas influencias negativas en nosotras.
El derribador de sueños: Cada vez que tengas una idea, estas personas te dicen por qué no se puede llevar a cabo. Cuando lo puedes lograr, ellos tratan de tirarte abajo y sumirte en un complejo sistema de dudas.
Los negativos: Siempre ven el mundo desde la perspectiva negativa y a ti te toca la ardua tarea de animarlos a que no tiren la toalla, lo cual es como subir una piedra montaña arriba. Reconoces en su trato que llega el momento en que tú, que tratabas de animarle, acabas más deprimida que él.
Los quejicas: Se pasan la vida lamentándose de lo mismo; bien sea la pareja, el empleo, los hijos o la economía pero no nada hacen para cambiar la situación. Mientras este vampiro se queja, se alivia, a la vez que chupa tu energía emocional.
El experto: Ponen objeción a todo lo que dices y haces. Por regla general, estas personas le encuentran un defecto a todo: desde la película que vais a ver hasta la cena pasando por el servicio en el restaurante… ¡Son irritantes y agotadores!
Los discutidores profesionales: Cualquier incidente, por mínimo que sea, provoca en ellos una reacción agresiva. Sientes que debes vigilar lo que dices o haces para no encender la pólvora porque cuando estallan… ¡Arde Troya! Esto apaga tu espíritu y te hace andar de puntillas por la vida.
Los sarcásticos Sus comentarios – crueles y burlones- pueden resultar chistosos, pero cuando ese humor negro siempre va dirigido a ti, acaba por minar tu espíritu. Después de una sesión de ironías y comentarios ácidos, te sientes dolido e insultado. Su humor hiriente es tóxico para el alma, porque siempre golpea donde más duele.
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Isabel Silva 938184157
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