MENSAJE DEL CABALLO

Cuando nos montáis, ¿podéis tener en cuenta que somos un ser vivo, y no un coche?

No podéis darnos con los talones porque lo hayáis visto en el cine.

¿Es tan difícil pedirnos permiso y ayuda para ir a disfrutar un paseo? ¿Os parece complicado mirarnos a los ojos y decirnos dónde vamos?

Disfrutaremos juntos.

Pero vivís el complejo del General, que piensa que domina mejor a su caballo tirándole más de las riendas.

Ignoráis que se logra más de un amigo con el amor que con la fuerza.

No es extraño que a veces no os sea fácil tener hermosas relaciones, profundas amistades, amores desinteresados…

Aprended de nosotros. Yo disfruto si me dejas llevarte por parajes maravillosos, junto a los ríos, entre la maleza.

Veremos el amanecer, o la puesta de sol, o gozaremos del viento y la lluvia.

Tú me dejas beber en un riachuelo; yo tengo cuidado de no tirarte cuando galopo.

Déjame llevarte sobre mi lomo a gozar de la creación. Dejadnos correr libres.

¿Qué deseas saber? ¿De verdad estáis listos para escucharnos?

¿Podéis aceptar que nos tratáis como transporte, como animales de carga?

¿O que nos hacéis correr para ganar dinero?

¿Queréis oir que nuestra frágil amistad se rompió cuando nos pusistéis una cuerda al cuello?

Cualquier caballo puede leer el corazón humano, y en vez vernos como amigos, nos miráis como un utensilio más.

Antiguamente, para el campo, para el trabajo, a cambio de hierba y pan mojado en agua. Actualmente, como divertimento, como capricho.

Y en muchos casos, como alimento.

Los caballos no estamos en el planeta para daros un servicio a cambio de un jergón de paja, hierba seca y un tejado para no mojarnos.

Tenemos mucho que aportar al hombre, al niño, a las personas tímidas, a las enfermas, a las personas con limitaciones.

En esos casos, nos agrada trabajar a vuestro servicio porque hemos sido concebidos para ayudar al hombre a progresar, a avanzar.

Por ejemplo, ¿quién mejor que nosotros puede ayudar a un hombre a quitarse el miedo?

¿Nosotros, que somos asustadizos, porque somos presa fácil de diferentes depredadores (y el peor es el hombre)?

¿Cómo tratar a alguien sensible, tímido, con problemas de comprensión?

Ahí estamos nosotros, con nuestro amor incondicional a todo aquel que tiene problemas y dificultades de relación.

Somos el binomio perfecto para las personas con dificultades, no somos un objeto de diversión, cuando en las carreras se nos obliga a correr, aún no sabemos porqué.

Somos los grandes ayudantes, los acompañantes, los que colaboramos en la superación del ser humano.

No somos un filete de carne en un mostrador.

Cuando miráis a un potro, os parece algo precioso.

¿Qué diferencia hay entre un caballo pequeño y otro adulto?

¿Entre uno joven y otro viejo? Tal vez miráis a las personas con la misma diferencia entre el niño y el anciano, entre el sano y el enfermo.

¿Es así? Queridos humanos, nosotros somos todos iguales.

De hecho, el viejo, el débil o el enfermo es aquél al que la manada protege con su propia vida. No podéis decir lo mismo.

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Isabel Silva 938184157

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