Para ello no dudarán en destruirte si es necesario.
No es nada personal. Para ellos, solo son “negocios”. Por eso, desde el principio, es necesario que no te lo apuntes como algo personal contra ti.
Desde los defraudadores financieros a estafadores a escala global que planifican y derrumban economías completas, hasta la enfermera de la muerte que envía al otro mundo al ancianito que le molesta más de la cuenta por la noche, y pasando por los jefes tóxicos que acosan a sus empleados hasta destruirlos, los psicópatas producen por doquier la misma y terrible destrucción de sus víctimas.
Pero antes de destruirlas, suelen pretender y logran con gran éxito consumir, explotar, gastar y robarles toda la energía psíquica a sus víctimas. Por ello los psicópatas operan desde una lógica que les caracteriza como parásitos progresivos que no se detienen hasta destruir muy poco a poco a aquellos a los que están usando, exprimiendo o explotando social, económica, sexual y emocionalmente.
En muchos casos un psicópata no duda en vincularse afectivamente con alguien, configurándose una de las situaciones más peligrosas para un ser humano en el planeta: la temible experiencia de vivir y compartir su vida y su familia con un intradepredador.
Saber que esto le puede ocurrir a cualquiera resulta esencial para las potenciales víctimas de un psicópata.
Cualquiera con el que compartas tu vida puede ser un psicópata doméstico sin que hayas llegado siquiera a sospecharlo.
En este caso, tu marido psicópata, tu esposa psicópata o tu pareja psicópata pueden ser una de las realidades más insospechadas y una de las revelaciones más traumáticas de tu vida.
El peligro radica en que un psicópata integrado parece ser y se presenta ante todo el mundo simple y llanamente como una persona encantadora y maravillosa, dotada de la más impecable imagen pública que quepa imaginar. Creer que los psicópatas asesinan en serie y que depredan por las vías poco frecuentadas a transeúntes nocturnos no precavidos forma parte de una ignorancia y confusión generalizada que resulta fatal para muchas personas. La mayoría de los psicópatas que existen en nuestra sociedad son depredadores ignotos de guante blanco, que pasan por gente normal: abogados, catedráticos, políticos, sindicalistas, periodistas, funcionarios, policías, etc.
La mayoría de ellos no llegarán a matar nunca físicamente a nadie, pero si te cruzas como obstáculo en su camino, conocerás su implacable lógica: la seducción, la compra o la eliminación del elemento obstaculizador.
Un psicópata integrado o psicópata doméstico es alguien que tienes a tu lado, en tu vida, y que no puedes y no sabes cómo quitarte de encima. No es siquiera probable que desees de verdad librarte de él o ella, porque aún no conoces el mapa del territorio de este tipo de proceso de victimización.
Cuando alguien con el que duermes y compartes tu vida, tus hijos o tu círculo de relación social se revela como un psicópata, tienes un serio problema. La probabilidad de que seas consciente de ello a tiempo es casi nula. Por ende, la probabilidad de salir bien parado también lo es. Del mismo modo que la mantis religiosa y ciertas especies de arañas se van comiendo a sus parejas después de copular con ellas, los psicópatas ejercen una labor de desgaste y de paulatina destrucción de aquellas parejas a las que han decidido explotar para su beneficio.
Viven de ellas hasta consumar su destrucción.
Una destrucción que, como veremos en este libro, no tiene igual.
El estilo de vida parasitario es la característica primordial que definirá la posición del psicópata ante la persona elegida. Formar pareja con ella es el modo que asume el psicópata para usarla y consumirla a todos los niveles. Algo insospechado para las víctimas. No resulta raro que las víctimas de una relación de pareja con un o una psicópata terminen finalmente comprendiendo que la única y última razón de ser elegidas para el abusador fue su elevado potencial para ser parasitadas. Una vulnerabilidad que es irresistible para cualquier psicópata.
También en las relaciones afectivas los psicópatas forman parejas estables de las que van a intentar vivir, sometiéndolas, manipulándolas, traicionándolas, maltratándolas y abusando de ellas en todos los sentidos.
Algo que tienen en común los psicópatas criminales en prisión (que llegan a ser hasta el 80 % de los presos reincidentes) y los psicópatas domésticos es que poseen un profundo sentimiento de grandiosidad y endiosamiento. Ese sentimiento de poder hacer cualquier cosa, sin sentir miedo o remordimientos, les conduce a desviarse de las reglas y las normas sociales, a traicionar la confianza de los demás y a violar las leyes, sin sentir compasión alguna por sus víctimas.
En 2007 dediqué mi libro Mi jefe es un psicópata a analizar y desenmascarar como operan estos individuos en las organizaciones. Detrás de los peores casos de destrucción psicológica en el trabajo y del mobbing, solemos encontrarnos una y otra vez con el inquietante perfil de alguien que presenta una personalidad psicopática: un psicópata organizacional.
Ahora llega el momento de desenmascarar a tantos y tantas psicópatas desalmados que se ocultan dentro de relaciones personales afectivas y de pareja, que han convertido en un verdadero campo de concentración del que sus parejas victimizadas ya no saben cómo salir.
Si eres una de esas víctimas, este libro lo he escrito para ti.
Debes tener esperanza pues de todo se sale, siempre que exista conocimiento, consciencia y conciencia.
Aunque tu psicópata personal no sepa lo que es la conciencia, si es consciente de lo que te está haciendo. El problema es que, sencillamente, le da igual.
Las personas normales tendemos a pensar que todo el mundo funciona desde unos parámetros similares a los nuestros de honradez, conciencia y moralidad. Pues bien, la mala noticia es que el psicópata es una total excepción a esa regla general. No son como nosotros. Lo saben. Y les da igual.
Su excepcional dotación para el encantamiento y la manipulación les lleva muy lejos cuando se proponen alcanzar un objetivo personal muy difícil o que estiman altamente apetecible.
Si tu pareja es psicópata, es muy probable que seas una persona de excepcional calidad en lo personal, social o profesional.
Ninguno de los individuos que un psicópata anhela conseguir para su uso y abuso es de baja categoría humana, intelectual o moral.
Las víctimas de un psicópata doméstico o personal suelen ser los mejores de entre los individuos que pueblan este planeta. Muy frecuentemente las víctimas del depredador psicopático son personas bondadosas, ingenuas, generosas, siempre dispuestas a perdonar, olvidar o volver a empezar…
Este tipo de buenas personas con la guardia y las defensas muy bajas, ofrecen el mejor blanco para el manipulador, seductor y encantador viperino. Analizando, observando y calculando cómo vivir cómodamente del trabajo, los bienes o las emociones de alguien, el psicópata invierte tiempo y busca y olfatea muy detenidamente desde el principio a la que será su próximo objetivo y futura víctima.
A veces son años de paciente observación invertidos en calcular y preparar muy bien una estrategia de largo alcance, esperando el mejor momento para dar su golpe en forma de seducción, acoso y derribo de la que se convertirá en su próxima víctima.
En otros casos, la oportunidad se les presenta repentinamente y aquí juegan su impulsividad y su desconocimiento del miedo y de las emociones paralizantes como la ansiedad, la culpa o los remordimientos de conciencia. Actúan entonces muy rápidamente.
Saltan sobre la ocasión con instinto oportunista y reptiliano. Atacan a un objetivo ingenuo, indefenso e inconsciente que, de repente se encuentra a tiro, disponible, y resulta vulnerable para ser tomado fácilmente por asalto, seducción, y manipulación.
Alguien que será después usado y depredado por años sin término. La ocasión la pintan calva…
La verdadera agenda encubierta o lo que realmente quiere más y mejor cualquier psicópata es encontrar a alguien a quien explotar emocional, sexual, financiera y/o socialmente durante el tiempo que no encuentre algo mejor.
Después, pasará o otra cosa y a otra relación, sin siquiera pestañear, abandonando a su presa anterior.
Cero remordimientos.
Cero culpabilidad.
Cero amor.
Habrán sido meses o años de explotación parasitaria y de una relación basada en la subyugación, la dominación, la manipulación, el chantaje, la violencia y el abuso emocional y psicológico. En el mejor de los casos, el psicópata se habrá marchado de la vida de su víctima dejándola destruida, pero olvidándola, dejándola libre al fin de sus estrategias y manipulaciones.
La víctima tendrá por delante un tiempo incierto y prolongado de recuperación psicológica y emocional. Un auténtico “panorama detrás de la catástrofe”. En el peor de los casos el psicópata personal querrá mantenerse ahí, ni vivo ni muerto, y a la
víctima le tocará desarrollar una estrategia inteligente de salida, cierre de archivo mental y recuperación emocional y espiritual para sanar, recuperar fuerzas y huir de una relación nefasta.
A cualquier persona con una empatía normal le resultará difícil, por no decir imposible, creer que alguien que se declaraba como el amor de su vida, su soul mate o alma gemela, de hecho nunca le amó en absoluto.
La víctima de un psicópata en una relación de pareja deberá ir acostumbrando a su mente a aceptar lo inaceptable, lo increíble, así como muchas otras malas noticias que van a ir siendo reveladas en la lectura de este libro.
Cualquiera que sea tu caso, si estas siendo o has sido victimizado por una personalidad psicopática en tu relación de pareja, mucho ánimo.
Hay salida y esperanza para ti.”
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Isabel Silva 938184157
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