Cornalina

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Isis, considerada la “gran maga”, tenía un poder muy superior al de los demás dioses. El Tjet era y es un amuleto muy apreciado, representaba una parte de la diosa; quien lo llevaba estaba protegido por la sangre de ésta. Habitualmente se tallaba en cornalin

Ficha técnica

Su nombre deriva del latín -“caro, carnis”- y hace alusión al color de la carne. Es una de las variedades más conocidas de Calcedonia (variedad fibrosa microcristalina del cuarzo). En la antigüedad procedía de Arabia, Persia e India; posteriormente se encontraron depósitos enormes en Idar-Oberstein (RFA). En la actualidad el productor más importante es Brasil; en menos cantidad Islandia, Rusia, China y Japón.

El color es variable y no siempre uniforme; mirada con luz transmitida presenta en ocasiones una distribución en forma de nube. Es frecuente apreciar una tendencia al amarillo pardo, llegando así al tono del Sardo. La sustancia cromófora de la cornalina es el óxido de hierro tipo “hematites”; en el Sardo la sustancia es el hidróxido de hierro “limonita”. Un calentamiento suave intensifica el color porque hace desaparecer el tono amarillo.

Otro método para mejorar el color es aprovechar su estructura porosa, sumergirla en una disolución de sulfato de hierro y darle calor. Las que se obtienen en India presentan un fenómeno curioso: cuando salen de la mina no tienen un color intenso, pero éste aparece espontáneamente tras una larga exposición a la luz solar.

Sus constantes en general son algo inferiores a las del cuarzo monocristal. Su comportamiento bajo luz ultravioleta de onda corta es similar, presenta un color blanco azulado, con una excepción, la de Wyoming (Estados Unidos). Su resplandor es verde amarillento brillante,pues contiene trazas de Uranio.

Historia

Para los egipcios, la cornalina era un gran protector de vivos y muertos. Se utilizaba un anillo con esta gema en la mano izquierda para calmar la ira, los celos, la envidia y el odio. Se colocaba en las tumbas para facilitar el tránsito del difunto a la vida eterna. Hacia el 1500 a.C., babilonios, celtas y griegos fabricaban objetos con ella: copas, camafeos, anillos y amuletos. En tiempos de Salomón, los sacerdotes llevaban cornalinas como símbolo de prestigio. Fue la sexta piedra de los cimientos de la Jerusalén Celestial, la primera piedra del pectoral del segundo templo.

Plinio se refiere a ella como “gema sagrada”, dadora de vitalidad, que ayuda a combatir las picaduras de serpientes y escorpiones, pero no como lo entendemos hoy, como “antídoto”, sino proporcionando la energía necesaria para eliminar los venenos del cuerpo. Adhiriéndole cera, griegos, romanos y chinos la utilizaron para construir sus sellos personales. Entre los mahometanos
la cornalina es considerada como un talismán muy potente; dicen que el profeta llevaba una en el dedo meñique de la mano derecha, montada en un anillo de plata con una inscripción. En los inicios del cristianismo, cuando esta práctica era perseguida, los fieles utilizaban esta gema gravando en ella símbolos para reconocerse entre sí.

La cornalina forma parte del más antiguo talismán hindú, el “Naoratna”. También está presente en la corona de Inglaterra, llamada de San Eduardo, cuyo modelo original fue destruido y recompuesto por el rey Carlos II. Posee una cúpula con cuatro arcos en los que están engarzadas 12 piedras, recordando el pectoral del sumo sacerdote de los israelitas. En concreto, la cornalina simboliza la nobleza que debe poseer todo monarca

Tradición y magia

Gema del jueves, de Noruega y Suecia, influida por los planetas Júpiter, Marte y Venus, posee una extensa leyenda en sus grabados. Con un basílico combatiendo con un dragón, permitía vencer a cualquier animal. Con un oso llevando un ramo de flores y montado en un anillo de estaño, el primer lunes de luna nueva, la mujer que lo llevaba conseguía al hombre amado. Con el signo
de Capricornio grabado y montado en un anillo de plata, protege contra el ataque de enemigos, impide juicios sin sentencias justas y aporta honores y reconocimiento al que lo lleva.

En el British Museum existe un manuscrito anónimo del siglo XI en el cual se le confieren ocho virtudes. Protege contra el rayo, aleja el demonio de las casas, neutraliza el efecto de los venenos, si se bebe agua donde haya estado sumergida, defiende de los ataques de los demonios, restablece la salud dando fuerza y vigor. Ayuda a superar las picaduras de serpientes y, en definitiva, aleja la muerte de quien la lleva.

En el Renacimiento se utilizó para evitar que alguien pudiera leer los pensamientos de otra persona. Se esculpía una espada o la imagen de un guerrero y se colocaba en la puerta de las casas para evitar la entrada de malos espíritus y encantamientos

Medicina

Entre árabes y judíos se consideraba un preventivo contra la peste; en polvo y bebida era utilizada como remedio homeopático para detener las hemorragias. En la Edad Media se utilizaba para tratar enfermedades de la piel, se calentaba al Sol y se ponía sobre los forúnculos, haciendo que estos se abrieran y vaciaran. Se limpiaba la piedra con agua de manantial, al igual que la herida. Una vez fría la gema, se colocaba sobre ella y se tapaba con un paño limpio. Cada dos días se repetía la misma operación, y poco a poco el tejido se iba reconstruyendo y sanaba por
completo. Era un drenaje rudimentario pero efectivo.

Gemoterapia

La cornalina es una gema terrestre, influenciada por su campo electromagnético; su vibración puede recordarnos a la del rubí o a la del granate, pero no es tan directa ni penetrante. Se trata de algo envolvente, suave y a la vez intenso, tonifica pero no excita, nos infunde fuerza y seguridad, recordándonos que el poder reside en el interior de cada uno. Simboliza el calor, la energía vivificante y positiva de la “madre tierra”.

Nos ayuda sutilmente a ser conscientes de lo que somos; y a dar a cada cosa su justo valor, barriendo de nuestra mente cualquier pensamiento negativo o distorsionado, por eso desde la antigüedad se ha utilizado contra la apatía, la melancolía y la depresión. Ayuda a nuestro cerebro a focalizar la energía, a concentrarnos mejor y ser más productivos. Nos induce al movimiento
e indirectamente ayuda a personas con problemas articulares; al moverse mejora el tono muscular, el retorno venoso; las articulaciones no trabajan tanto y por lo tanto no sufren, el dolor cede.

Comienzan a generarse “endorfinas” y el carácter se torna más amable. Influye positivamente en las personas que tienden a soñar despiertas y dejan que los acontecimientos decidan por ellas. Los introvertidos, los que no se atreven a hablar en público y expresar sus ideas en voz alta, encontrarán en ella la mejor aliada, pues les ayudará a derribar las barreras de sus propios miedos que impiden aflorar su verdadera personalidad. Se sentirán más fuertes y libres.

Su entrada energética en el cuerpo humano se produce por el plexo solar, hígado, bazo y cavidad abdominal. Ayuda en la absorción del hierro por parte del intestino, regula la producción de bilis y encimas para una correcta asimilación de los nutrientes.

Los vórtices de las palmas de las manos son muy sensibles a su fuerza. Si no está familiarizado con su vigor, encierre un canto rodado en la palma de la mano, con tiempo y algo de paciencia notará una sutil alegría de estar vivo, de que forma parte de un todo, y ganas de emprender nuevos proyectos. La cornalina le recuerda que querer es poder y que el movimiento se demuestra andando.

 

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